¿Por qué en las finales, Tata?

Por Nicolás Timossi (pape_timossi@hotmail.com)  

FINAL DE LA COPA AMÉRICA CENTENARIO
Martino, de mensaje ambiguo, no terminó de confirmar una idea.

Por segundo año consecutivo, Argentina fue víctima de Chile en una final de Copa América. El responsable de que la Selección haya llegado a esas instancias fue el DT Gerardo Martino, sin embargo también tiene la responsabilidad de ambas derrotas en los encuentros definitorios.

¿Por qué un hombre que consiguió imponer su estilo de juego, que por momentos era vistoso, decidió optar por otro estilo en las finales? Tanto en 2015 como en 2016, al equipo se lo veía con confianza, jugando de manera espléndida hasta semifinales. Pero, por alguna razón, el entrenador decidió cambiar en los partidos finales. Y para mal.

En la primera final entregó la posesión de la pelota al conjunto trasandino, lo sufrió porque el esfuerzo de correr y presionar lo realizaron los jugadores argentinos, que cuando recuperaban la pelota, eran derribados sistemáticamente con faltas. Aparte de fallar con los cambios (no con los nombres), ya que las modificaciones sean puesto por puesto y no con más vocación ofensiva.

Ya en la segunda definición, disputó un gran primer tiempo, donde al conjunto albiceleste se lo vio jugando al igual que en los partidos anteriores. Sin embargo el panorama  cambió cuando el polémico árbitro decidió expulsar a Marcos Rojo para dejar a ambos equipos con 10 jugadores.

Cuando se inició la segunda etapa, `La Roja´ se adueñó de la pelota. La selección perdió profundidad en ataque y, para complicar más las cosas, Martino sacó a Higuaín para poner a Agüero. Luego cambió a un Di María que jugó tocado por un mediocampista central como Matías Kranevitter. Pero no sería todo, porque teniendo la posibilidad de realizar cuatro cambios como aprovechó Pizzi en Chile, sólo hizo 3 y el último lo realizó en la segunda mitad del alargue, cuando Erik Lamela ingresó por otro tocado que era Banega. Una sustitución que debió realizarse en los primeros 90 minutos.

Uno de los mayores errores de Martino en esta última final fue poner en el once inicial a dos jugadores todavía lesionados como fueron Di María y Banega, sumado a que los hizo jugar gran parte del partido. Siendo evidente que `Fideo´ Di María contaba con dificultades en la movilidad y no pudo desplegar su gran juego. A Ever también se lo notó distinto y con problemas para moverse y jugar la pelota.

Otro error del ex entrenador de Newell’s fue convocar a un Javier Pastore que durante las tres semanas estuvo lesionado y sólo completó un entrenamiento.  De hecho estuvo en duda la presencia de Biglia ( que al tercer partido estaba disponible) pero nunca al crack cordobés que lamentablemente viajó para recuperarse y no logró hacerlo a tiempo.

Gracias a esos  errores de Martino, que suma un nuevo fracaso dirigiendo a Messi. (Barcelona 2013/14 y Argentina 2015/2016), la selección se privó de cortar la racha de 23 años sin títulos que se extenderá como mínimo a 25. Sin embargo confiamos en que en agosto el `Tata´ se pueda dar el lujo de consagrarse campeón olímpico en Río, siempre y cuando continúe al mando de la Selección y no repita los mismos errores.

Lunes por la madrugada

 

 

COPA America Final - Argentina vs Chile
La Pulga falló la pena máxima, algo que no había sucedido en otras definiciones desde los 12 pasos.

Por Leo Timossi (leotimossi@hotmail.com)

Messi erró un penal decisivo. Llora, pero ya no conmueve esa imagen. Se vio muchas veces. Chile volvió a consagrarse, de igual manera que el año anterior. Como un recursante eterno, Lionel es la cara de una frustración que alcanzará los 25 años en el Mundial de Rusia.

No jugó un mal partido el 10: probablemente haya sido su mejor producción en una final con la camiseta albiceleste. Pero eso es anecdótico. Las reglas del juego rezan con claridad que todo lo que hizo Messi este torneo, todo lo que se dijo de él en la previa del partido de anoche, ya no existe ni sirve de nada.

Entonces La Pulga entra desconsolado a un vestuario que mucho tiene que ver con un velatorio y su panorama empeora. Y no hay nadie que pueda consolarlo, porque la AFA no tiene dirigentes que lo acompañen (en esta a Don Julio la tortuga no se le escapaba) y evidentemente Martino, también derrotado, no pudo o no supo hablar con sus jugadores, desconociendo en conferencia un ánimo de bandera blanca que pintó el cuadro del vestidor de la Selección.

Hija de ese dolor, de la desazón, del desconsuelo sin revancha, nace la decisión primaria de Lionel Messi de no volver a ponerse la celeste y blanca. Y la de sus compañeros, claro, pero conmueve más la suya. Por lo inesperada, por lo que significa: si es un fracaso perder tres finales consecutivas (cuatro en total, con Venezuela 07) imagínense de ahora en más no jugarlas. Esa será la realidad para Argentina: sin Messi es un cuadrito. Si realmente abonan a la romántica idea de que «sin jugadores millonarios» (más o menos, la realidad económica del futbolista profesional de primera, incluso en este país, sigue siendo ficticia en la realidad del laburante promedio) la Selección recuperará el hambre de gloria, pues buena suerte. Pero sería un mal ejercicio del periodismo no destacar que difícilmente prescindiendo de sus estrellas Argentina vuelva a jugar un mundial.

Porque esto, señores, está lejos de ser una renovación; no es la piedra fundacional de un futuro mejor: es la mampostería que se empieza a caer a pedazos de un fútbol argentino diseñado en un todo por dos pesos.

Es muy probable que Lionel Messi, más temprano que tarde, revierta su postura. No es una información, es una lectura: ahora está cansado, frustrado, triste y culpable. Estaba destinado, para bien o para mal, a ser tapa de todos los diarios. Hoy el rosarino siente que puede escaparse del foco diciendo adiós. Una reacción lógica, personal, pero de reflexión incorrecta.

Porque Messi no es libre. Ya nunca lo será. Aun así decida no volver a empilchar con la ropa de la Selección (que problema para Adidas, principal sponsor de las dos caras de la moneda) nunca podrá escapar al cuestionamiento de la prensa, a las constantes preguntas, a la etiqueta eterna de perdedor. Y sobre todo, no podrá con su propia conciencia.

A lo mejor le llevará un tiempo entenderlo. Quizá su figura se transformará (contra su voluntad) en un fantasma que sobrevuela el predio de Ezeiza persiguiendo entrenadores y compañeros. Pero va a volver. Puede el lector estar seguro. No está en la naturaleza de un chico que a los once años se inyectaba jeringas en soledad rendirse, por oscuro que hoy parezca el firmamento.

Copa América 2016: Grupo deble para Argentina

 

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Mascherano y una triste postal de la final del 2015. Argentina va por la revancha en EE.UU.

Por Nicolás Timossi

Por fin se sortearon los grupos de la Copa América Centenario 2016, y ya conocemos a los tres rivales que la Selección enfrentará en el grupo D. La albiceleste compartirá zona con Bolivia, Panamá y Chile. El 6 de junio será el debut argentino en el torneo ante el elenco trasandino en la sede de San Francisco, cuatro días más tarde chocará con el conjunto de la puna en Boston, finalmente la última jornada se llevará a cabo el día 14 de junio contra los centroamericanos en Filadelfia.

Que el grupo sea endeble no significa que la clasificación esté asegurada. Los rivales no están en su mejor presente y habrá que aprovecharlo. Teniendo en cuenta todos los contextos, el partido más difícil será ante Panamá. Si bien Chile siempre es un equipo duro, su director técnico todavía no entrenó con los jugadores y el DT anterior se fue dejando muchas dudas.

Es hora de ver los casos de forma individual y conocer bien a fondo a quiénes nos enfrentamos:

Bolivia: El plantel boliviano está en una crisis muy profunda, de la que parece que no hay solución a la vista. Entre sus jugadores el único punto alto que se encuentra es el arquero y capitán Daniel Vaca. En sus últimos 10 partidos Bolivia cosechó 2 triunfos, un empate y 7 derrotas (dos ante Argentina 5-0 y 7-0). Dentro de semanas afrontará la quinta y sexta fecha de eliminatorias, donde se podrá especular un poco más de lo que el equipo de la puna puede ofrecer; chocará ante Colombia en La Paz y contra Argentina en Córdoba respectivamente.

  Panamá: El equipo de Centroamérica en el último año ha tenido buenas actuaciones. En 2015 en la Copa de Oro fue eliminado en semifinales ante México tras varios errores groseros del árbitro, sin embargo pudo finalizar en el tercer puesto de dicha copa. Los jugadores claves de Panamá son los capitanes Felipe Baloy (gran defensor, con buen porte físico), Blas Pérez (delantero de jerarquía, segundo máximo goleador de la selección con 39 tantos) y Luís Tejada (máximo goleador histórico de Panamá con 42 goles en 87 partidos). Durante sus últimos 8 encuentros la selección panameña cosechó 3 triunfos (en los últimos tres partidos disputados), un empate y 4 derrotas.

   Chile: “La Roja” en cuanto a resultados, ha encajado un gran año durante 2015, a pesar del título en la Copa América y el arranque aceptable en eliminatorias, la crisis llegó al plantel. Los jugadores bajaron su nivel provocando la disconformidad de Sampaoli, quien hizo las críticas ante los medios causando el quiebre de la relación entrenador-jugadores. Con la llegada de Pizzi se especula que Chile sea el mismo que ganó el título el año pasado. En el elenco trasandino predominan grandes jugadores, desde el histórico Claudio Bravo hasta el joven Bryan Rebello (con pasado en Sevilla). Los próximos partidos del actual campeón de América serán por eliminatorias ante Argentina de local y Venezuela de visitante, en lo que serán los primeros dos encuentros de Juan Antonio Pizzi como técnico de la selección chilena.